El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha conseguido su primer gran triunfo diplomático en su segundo mandato al lograr que Ucrania acepte un cese al fuego de 30 días en la guerra contra Rusia. Ahora, el mandatario busca consolidar este avance con una posible llamada a Vladimir Putin antes de que finalice la semana, en un intento por extender la tregua y abrir una vía para la negociación de paz.
“Ahora tenemos que ir a Rusia y ojalá el presidente Putin también esté de acuerdo y podamos poner en marcha este proyecto. Nosotros queremos acabar con esta guerra cuanto antes”, expresó Trump tras un evento en el que observó el último modelo de Tesla, producido por su influyente asesor Elon Musk.
Detalles del acuerdo y el rol de la diplomacia estadounidense
El anuncio oficial de la tregua fue realizado por el secretario de Estado, Marco Rubio, y el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, en un encuentro con periodistas en Jeda, Arabia Saudita. Durante la reunión, estuvieron presentes Andriy Yermak, jefe de Gabinete del presidente Volodímir Zelenski, y el canciller ucraniano Andrii Sybiha.
Rubio destacó que la única vía para acabar con el conflicto es la negociación: “El objetivo aquí es que la única salida para poner fin a esta guerra es negociar. No hay una solución militar para esta guerra. La forma de lograr la paz es el diálogo. Pero antes de poder negociar, hay que dejar de dispararse mutuamente, y ese es el compromiso que obtuvimos hoy del lado ucraniano”.
Cuando se le preguntó a Rubio si esperaba un gesto de buena voluntad por parte de Rusia, respondió: “Vamos a presentarles la oferta. Ucrania está lista para dejar de disparar y empezar a dialogar, ahora les toca a ellos decir sí o no. Espero que digan que sí. Y si lo hacen, creo que hemos logrado un gran progreso. Si dicen que no, lamentablemente sabremos cuál es el impedimento para la paz”.
Los desafíos de la negociación con Rusia
El siguiente paso en la estrategia de Trump será convencer a Putin de aceptar la tregua y abrir un diálogo directo. Sin embargo, el Kremlin ha dejado claras sus demandas: mantener el control sobre los territorios ocupados en los últimos tres años de conflicto, evitar que Ucrania ingrese a la OTAN y garantizar que Europa no despliegue fuerzas de paz en territorio ucraniano.
El reto para la Casa Blanca será encontrar una vía diplomática que permita destrabar las negociaciones sin que Ucrania vea comprometida su soberanía. Putin ya ha adelantado su postura: “El objetivo de la tregua no debe ser simplemente un respiro táctico para el reagrupamiento de las fuerzas y el rearme, sino una paz a largo plazo basada en el respeto de los intereses legítimos de todos los pueblos que viven en esta región”, advirtió el presidente ruso.
Esta declaración sugiere que Moscú no está dispuesta a ceder territorio ni aceptar una tregua temporal que beneficie a Ucrania. La postura inflexible del Kremlin anticipa una negociación intensa y compleja, con la posibilidad de que el alto al fuego no se prolongue más allá de los 30 días iniciales.
¿Qué sigue en el camino hacia la paz?
El éxito de esta tregua dependerá en gran medida de la respuesta de Rusia y de la capacidad de Estados Unidos para mediar en un conflicto que ha redefinido la geopolítica mundial. Mientras Trump busca consolidar su rol como pacificador, las condiciones impuestas por Putin podrían representar un obstáculo difícil de superar.
La gran incógnita es: ¿cederá Rusia ante la presión internacional y aceptará negociar un acuerdo de paz duradero, o esta tregua será solo un respiro temporal en un conflicto sin una solución definitiva a la vista?
