El gobierno argentino, liderado por Javier Milei, ha generado controversia tras plantear la posible eliminación del salario mínimo vital y móvil (SMVM), medida que consideran un “error conceptual”. Según Manuel Adorni, portavoz presidencial, “si hay personas dispuestas a trabajar por menos de ese salario, el esquema actual no lo permite”. Esta declaración ha sido criticada tanto dentro como fuera del país, mientras se fijaron aumentos escalonados para el SMVM hasta marzo de 2025.
El ajuste salarial establece un incremento del salario mínimo, que pasó a 279.718 pesos argentinos (279 dólares) desde diciembre y alcanzará los 296.832 pesos (296 dólares) en marzo. Sin embargo, el poder adquisitivo en términos reales sigue siendo limitado frente a una inflación anual superior al 166 %, lo que profundiza el debate sobre su efectividad en la economía.
En medio de esta situación, el presidente colombiano, Gustavo Petro, arremetió contra la idea de Milei en sus redes sociales, calificándola como una forma de “esclavitud moderna”. “No tener salario mínimo y extender la jornada al máximo posible es el paraíso del capitalismo salvaje”, aseguró Petro. Además, destacó que esta medida va en contra de los derechos humanos, afirmando que “hay esclavos que les gusta ser esclavos, pero es de la condición del ser humano ser libre”.
La propuesta de eliminar el SMVM también ha desatado un debate sobre los impactos laborales. Según Adorni, esperan que en una “Argentina normal”, no sea necesario un salario mínimo. Sin embargo, organizaciones laborales como la Central de Trabajadores Argentinos-Autónoma han señalado que el poder adquisitivo en pesos cayó un 17,8 % respecto a diciembre de 2023, agudizando las desigualdades.
Mientras el gobierno de Milei defiende la idea como un paso hacia la desregulación laboral, sectores críticos en Argentina y países vecinos advierten sobre sus posibles consecuencias, alertando que podría aumentar la precarización laboral y profundizar la crisis económica en el país gaucho.