Nuevo bloqueo en la vía Panamericana por parte de comunidades indígenas ha vuelto a paralizar el flujo comercial entre los departamentos de Nariño y Cauca, poniendo en jaque a miles de empresas que dependen de esta arteria vial. Este cierre se suma a una larga lista de interrupciones que han ocurrido a lo largo del año, afectando gravemente la economía local.
Desde hace meses, la vía Panamericana ha sido escenario de múltiples bloqueos y derrumbes, generando un impacto significativo en sectores claves como el agro, la construcción y el turismo. El más reciente cierre, convocado por el movimiento indígena AISO, responde a la exigencia de que el gobierno expida un decreto que los reconozca formalmente como una autoridad tradicional indígena. Sin embargo, la falta de cumplimiento ha llevado a la comunidad a tomar medidas drásticas.
Una crisis económica sin precedentes
La economía de Nariño ha sido una de las más afectadas por estos bloqueos. Según la Cámara de Comercio de Pasto, un 93% de las empresas en la región han reportado una disminución de sus ventas entre un 40% y un 70%. Esto ha puesto en riesgo miles de empleos, especialmente en sectores como el de la construcción, donde la falta de insumos esenciales ha paralizado el 90% de las operaciones.
El sector turístico, que ya estaba recuperándose de los efectos de la pandemia, ha visto caer su facturación mensual en un 80%, lo que amenaza con el cierre definitivo de varios negocios. Además, los productores agropecuarios han tenido dificultades para transportar sus productos, lo que ha incrementado las pérdidas económicas y afectado el abastecimiento en la región.
Impacto en la construcción y otras industrias
El sector de la construcción en Nariño enfrenta una crisis particularmente grave. La falta de acceso a materiales como el cemento ha llevado a la suspensión de proyectos, afectando no solo a las empresas constructoras sino también a toda la cadena de suministro. Se estima que más de 6,000 empresas podrían verse obligadas a despedir personal si la situación persiste, lo que equivaldría a la pérdida de más de 16,000 empleos en la región.
Este bloqueo también ha exacerbado la ya frágil situación del sector avícola, que depende de la vía Panamericana para el suministro de alimentos y otros recursos necesarios para mantener la producción. Las empresas avícolas reportan dificultades para transportar su producción hacia otras regiones del país, lo que podría tener repercusiones en el mercado nacional de alimentos.
¿Qué sigue para la región?
La incertidumbre continúa en el suroccidente colombiano, con empresarios y ciudadanos esperando una solución definitiva que permita la reactivación de la economía local. Mientras tanto, el gobierno y las comunidades indígenas siguen en un tira y afloja que podría prolongar aún más la crisis. ¿Logrará el gobierno cumplir con las exigencias de las comunidades indígenas y reabrir la vía Panamericana de manera permanente? La región espera con ansias una resolución que ponga fin a esta situación insostenible.