Monumento de la resistencia en Cali será declarado patrimonio de Colombia

El Monumento de la Resistencia en Cali, una de las estructuras más representativas del estallido social de 2021, está a un paso de convertirse en Patrimonio Nacional. Así lo confirmó el ministro de Cultura, Juan David Correa, el pasado miércoles 23 de octubre, en una marcha que apoyaba al presidente Gustavo Petro en la capital del Valle del Cauca. Este anuncio marca el inicio del proceso formal que dará reconocimiento oficial a un monumento que ha sido centro de múltiples debates en la sociedad colombiana. La medida, según el ministro, responde a una directriz emitida por Petro en marzo de este año, tras una reunión con la Minga Indígena, un grupo que jugó un papel clave durante las protestas.

Un símbolo de resistencia o una herida abierta

La iniciativa para declarar este monumento como Patrimonio Nacional llega en medio de una profunda discusión sobre el significado y el impacto del mismo en la historia reciente del país. Por un lado, para muchos, especialmente aquellos que participaron en las manifestaciones, el Monumento de la Resistencia simboliza la lucha social y el esfuerzo colectivo de comunidades marginadas por hacerse escuchar frente al Estado. Cali fue uno de los epicentros del Paro Nacional, y el monumento, ubicado en Puerto Resistencia (anteriormente llamado Puerto Rellena), se erige como testimonio visual de un momento decisivo en la historia de Colombia.

El monumento, que originalmente fue una estructura improvisada hecha por jóvenes manifestantes, ha evolucionado desde entonces. Lo que comenzó como una expresión de descontento se ha consolidado en un sitio de referencia histórica y cultural para la ciudad. Además, es un recordatorio de las protestas que sacudieron al país, y para algunos sectores de la sociedad, es un símbolo que honra el sacrificio y la perseverancia de los manifestantes.

Sin embargo, esta misma estructura ha despertado críticas significativas. Hay quienes ven el monumento no como un símbolo de resistencia, sino como un recordatorio doloroso de los disturbios, los bloqueos y la violencia que marcaron los días más tensos del estallido social. En sectores más conservadores, el monumento es interpretado como un símbolo de la división que las protestas dejaron en la sociedad colombiana, un punto de fricción que no debería ser elevado a la categoría de Patrimonio Nacional.

El papel del gobierno y la Minga Indígena en la conservación del monumento

La decisión de avanzar con la declaración del monumento como Patrimonio Nacional no fue espontánea. En marzo de este año, durante un encuentro entre el presidente Gustavo Petro y la Minga Indígena, surgió la directriz que ha impulsado esta propuesta. La Minga ha sido un actor clave en las movilizaciones y un aliado importante del gobierno actual, por lo que su influencia en este tipo de decisiones no pasa desapercibida.

Desde el gobierno, se defiende la idea de que el monumento refleja un momento de cambio en la sociedad colombiana, un punto de inflexión en el cual las voces de los excluidos y oprimidos tomaron protagonismo en la agenda pública. Para el ministro Correa y otros defensores de la medida, el reconocimiento oficial de este sitio no solo es un acto de memoria histórica, sino también un paso hacia la reconciliación. Señalan que es fundamental recordar los eventos que llevaron al Paro Nacional para evitar que se repitan los mismos errores en el futuro.

El proceso para declarar al Monumento de la Resistencia como Patrimonio Nacional involucra una serie de pasos administrativos y legales. Además de los estudios técnicos que evalúan el valor cultural e histórico del monumento, se realizarán consultas con diversas comunidades, incluidas aquellas que fueron directamente afectadas por los bloqueos y disturbios en Cali. Estas consultas serán cruciales para definir si el monumento puede ser un punto de encuentro y reflexión o si seguirá siendo un foco de división.

¿Qué significa esta declaración para el futuro de la memoria histórica en Colombia?

El debate alrededor del monumento pone en evidencia una cuestión más amplia: ¿cómo debería Colombia recordar y conmemorar los eventos del Paro Nacional de 2021? Si bien algunos argumentan que es necesario rendir homenaje a quienes alzaron su voz durante las protestas, otros temen que este tipo de reconocimientos perpetúen una narrativa de confrontación.

El país se encuentra en un momento decisivo en cuanto a la forma en que quiere construir su memoria histórica. La declaración del monumento como Patrimonio Nacional no solo tiene implicaciones simbólicas, sino también políticas. A medida que avance el proceso, es probable que veamos más manifestaciones tanto a favor como en contra, ya que para muchos, este monumento no puede ser simplemente un recordatorio del pasado, sino también una advertencia sobre las fracturas sociales que aún persisten.

Aún queda por ver cómo este proyecto impactará el tejido social de Cali y si, con el tiempo, el Monumento de la Resistencia podrá ser un punto de unión en lugar de discordia. En última instancia, la pregunta que muchos se hacen es: ¿puede un monumento, nacido de la confrontación, convertirse en un símbolo de paz y reconciliación?

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