
El director general de la CARDER, Julio César Gómez Salazar, participó activamente en esta jornada marcada por la espiritualidad, la tradición y la conciencia ambiental. En el marco de esta importante festividad, la Corporación busca sensibilizar a los feligreses sobre la urgente necesidad de proteger la palma de cera, una especie emblemática y en peligro de extinción en el país.
Cada año, la Semana Santa representa una oportunidad para reflexionar no solo sobre su dimensión espiritual, sino también sobre las prácticas culturales que la acompañan. Tradicionalmente, los creyentes utilizan ramos elaborados con palma de cera como símbolo de alegría y bienvenida, rememorando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Sin embargo, este acto simbólico ha causado serios impactos sobre el ecosistema andino y especies vulnerables como el loro orejiamarillo, cuya supervivencia depende directamente de esta palma.
Ante esta situación, la CARDER activó una campaña de sensibilización ambiental durante el Domingo de Ramos, desplegada en iglesias, parques y espacios públicos de Pereira y otros municipios del departamento. Bajo el liderazgo del equipo de educación ambiental, se entregaron ramos elaborados con pino pátula, una especie cultivada de manera sostenible que representa una alternativa ecológica y respetuosa con el entorno natural. Esta iniciativa buscó, como expresó el director Gómez Salazar, “respetar la tradición sin destruir la biodiversidad”.
“La palma de cera ha sido severamente amenazada por su uso indiscriminado, motivado por creencias culturales relacionadas con la Semana Santa”, explicó Alexander Manzano, del equipo de educación ambiental de la CARDER. “Lo que muchas personas desconocen es que este árbol es fundamental para la supervivencia del loro orejiamarillo, una especie endémica y también en peligro de extinción. Por ello, invitamos a transformar la manera en que vivimos nuestra fe, adoptando prácticas que no afecten el equilibrio ecológico”.
El mensaje fue recibido con gran interés por los asistentes a las eucaristías, quienes participaron activamente en las actividades pedagógicas promovidas por la Corporación. El uso del pino pátula fue una de las acciones más destacadas, al tratarse de una especie que no genera impactos negativos al ecosistema, ya que su siembra y cosecha son controladas y sostenibles. Así, se conserva el valor simbólico de la palma sin comprometer la biodiversidad.
“Desde que reconocimos el mal estado de conservación de la palma de cera, activamos protocolos para que las tradiciones continúen con alternativas sostenibles”, indicó Gómez Salazar. “Sabemos que la fe mueve multitudes, y debemos canalizar esa fuerza hacia la protección de nuestras especies más valiosas, como la palma de cera, símbolo de la resiliencia del pueblo colombiano”.
La palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), considerada el árbol más alto del mundo entre las palmas, es originaria del Eje Cafetero y un emblema nacional. No obstante, enfrenta serias amenazas como la recolección ilegal, la expansión de la frontera agrícola y la pérdida de hábitat. Su conservación es, por tanto, un compromiso ambiental, cultural y patriótico.
Al cierre de la jornada, feligreses, visitantes y niños celebraron portando ramos sostenibles, cantando himnos religiosos y participando en la eucaristía con un renovado sentido de responsabilidad hacia la naturaleza. La CARDER reiteró su compromiso con la educación ambiental como herramienta de transformación social y anunció que continuará desarrollando actividades similares durante la Temporada Ambiental en distintos municipios del departamento.
Este tipo de acciones demuestran que es posible vivir la espiritualidad en armonía con el cuidado de la creación, y que proteger nuestras especies también es una forma de honrar la vida. Desde Risaralda, el mensaje fue claro: se puede celebrar la fe, sin destruir la esperanza de un futuro sostenible.
Con información de la oficina de prensa de la CARDER.