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En las últimas semanas, el debate sobre el futuro del ICETEX ha captado la atención tanto de los medios de comunicación como de las redes sociales, tras una serie de decisiones que han generado incertidumbre sobre los beneficios y el futuro de los estudiantes que dependen de la entidad.
El sistema de crédito educativo del ICETEX es un pilar para miles de colombianos que buscan acceder a la educación superior, atraviesa una crisis financiera que afecta no solo a los estudiantes, sino también a las universidades y, en general, al ecosistema educativo del país.
¿Qué está pasando con ICETEX?
El ICETEX es una entidad pública adscrita al Ministerio de Hacienda, cuya misión es facilitar el acceso a la educación superior a través de créditos reembolsables, fondos condonables y becas.
En los últimos años, ha financiado hasta el 100% del valor de la matrícula y créditos de sostenimiento para los estudiantes, con tasas de interés que varían entre el 12% y el 17% efectivo anual, dependiendo del tipo de crédito y del estrato socioeconómico del estudiante.
Sin embargo, el 20 de febrero de 2025, la entidad anunció que dejaría de subsidiar las tasas de los créditos, lo que generó un aumento significativo en los intereses.
El cambio en las políticas de ICETEX ha provocado un descontento generalizado entre los estudiantes, quienes temen que los costos de sus créditos se incrementen significativamente.
Además, muchos se preguntan si las transferencias del gobierno para cubrir los beneficios, como la matrícula cero, se están haciendo de manera oportuna.
“El ICETEX no está girando los dineros a tiempo, lo que está desfinanciando tanto a las universidades como a los estudiantes que desean ingresar a la educación superior”, señaló Any Falconer, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad del Bosque, en el programa ‘Economía al alcance de todos’.
El impacto de la decisión del Gobierno
El 20 de febrero, el presidente Gustavo Petro señaló a la Corte Constitucional como la responsable de que no se puedan financiar los créditos del ICETEX, tras la suspensión de un artículo clave en la ley de financiamiento.
Este artículo, que imponía una especie de impuesto a las universidades privadas para financiar los créditos de ICETEX, se declaró inconstitucional.
“Lo que dijo la Corte fue que los privados no tienen por qué subsidiar planes del gobierno, lo cual se consideró un tributo disfrazado”, explicó un experto en el tema.
Sin embargo, algunos analistas como Cristian Yepes, director académico de la Universidad de La Salle, afirman que el problema radica en la estructura misma del ICETEX y la necesidad de una reforma en la política pública educativa.
“El ICETEX ha funcionado de manera eficiente desde la perspectiva privada, pero desde el punto de vista social, los intereses y las condiciones de pago no son accesibles para muchas familias colombianas”, señaló Yepes en el programa ‘Economía al alcance de todos’.
El futuro de la educación superior en Colombia
La crisis de ICETEX también pone de manifiesto una gran problemática en la educación superior del país: la falta de una política pública coherente que garantice la gratuidad y la calidad educativa para todos los colombianos.
Según Cristian Yepes, aún estamos lejos de lograr una educación gratuita y de calidad: “La cobertura de la educación pública en Colombia sigue siendo muy baja. El gobierno ha manifestado que financiar un estudiante en la universidad pública cuesta alrededor de 8 millones de pesos anuales, pero la cobertura de gratuidad sigue siendo limitada”.
A pesar de las dificultades, el gobierno debe considerar alternativas mixtas para garantizar que los estudiantes tengan acceso a la educación superior, tanto en el sector público como privado.
Carlos Rivera, vocero de los usuarios y deudores del ICETEX, critica el modelo financiero actual de la entidad. “El ICETEX ha funcionado como un banco tradicional, lo que genera una falsa dicotomía entre garantizar la humanidad del sistema y la lógica financiera que opera en él”, aseguró Rivera.
“Aunque ICETEX ha ayudado a muchos estudiantes a cumplir sus sueños, su modelo actual parece más una ‘ruleta rusa’ para las familias colombianas”, agregó Carlos Rivera
A pesar de estos desafíos, tanto los expertos como los voceros de los usuarios coinciden en que una solución es posible, pero requiere un compromiso serio del gobierno y del Congreso para encontrar formas más justas y sostenibles de financiar la educación superior en el país.
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