La eutanasia de ‘Cosmo’, un perro atropellado tras desorientarse por la pirotecnia de Año Nuevo, desata críticas contra el Instituto de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA). La familia cuestiona la rapidez del procedimiento y el diagnóstico de moquillo.
El inicio del 2025 trajo consigo una controversia en Bogotá que ha conmovido y dividido opiniones en redes sociales. La familia de ‘Cosmo’, un perro que desapareció la madrugada del 1 de enero, denunció que la mascota fue sometida a eutanasia apenas un día después de ser encontrado y atendido por el Instituto de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA). Según Javier Barreto, dueño del perro, la decisión fue precipitada y careció de un proceso claro y transparente.
¿Qué ocurrió con ‘Cosmo’?
La tragedia comenzó el 31 de diciembre, cuando los estallidos de la pirotecnia desorientaron a ‘Cosmo’, llevándolo a escapar de su hogar en Bogotá. En la madrugada del 1 de enero, el perro fue atropellado, resultando gravemente herido. Horas después, una pareja encontró al animal y lo llevó al IDPYBA, mientras la familia publicaba mensajes en redes sociales buscando información sobre su paradero.
El Instituto afirmó haber brindado atención inmediata al perro, estabilizándolo tras el accidente y trasladándolo a una clínica veterinaria debido a fracturas severas. Sin embargo, la familia asegura que nunca fueron contactados, a pesar de que difundieron imágenes y datos de la mascota en múltiples plataformas digitales.
El 2 de enero, el instituto informó que ‘Cosmo’ había sido sometido a eutanasia debido a la gravedad de sus heridas y un supuesto diagnóstico de Distemper canino (moquillo). La decisión, según el IDPYBA, fue tomada para evitar un sufrimiento prolongado.
Las denuncias de la familia
Javier Barreto expresó su indignación en una entrevista, afirmando que la eutanasia de ‘Cosmo’ fue apresurada y basada en un diagnóstico que la familia considera cuestionable. Según Barreto, el informe médico del instituto mencionaba fracturas y parálisis, pero no detallaba el grado de avance del supuesto moquillo, una enfermedad que él asegura no era compatible con el estado de salud previo de su mascota.
“‘Cosmo’ estaba al día con todas sus vacunas, incluyendo la del moquillo. No tenía síntomas de esta enfermedad. Nos parece extraño que en menos de dos días decidieran practicar la eutanasia, sin darnos la oportunidad de buscar una segunda opinión o intentar tratamientos alternativos”, declaró Barreto.
Además, la familia cuestiona la rapidez del procedimiento. Según protocolos usuales, el IDPYBA suele tomarse hasta diez días para evaluar casos de animales heridos antes de tomar una decisión final. En este caso, el proceso fue resuelto en menos de 48 horas, dejando a la familia sin tiempo para intervenir.
La posición del Instituto de Protección Animal
Ante las acusaciones, el IDPYBA emitió un comunicado defendiendo su actuación. En el documento, la entidad asegura que los veterinarios hicieron todo lo posible para estabilizar a ‘Cosmo’ tras el accidente, pero que las fracturas, combinadas con una parálisis del tren posterior, pérdida de control de esfínteres y un desplazamiento vertebral severo (T12), limitaban significativamente las posibilidades de recuperación.
El diagnóstico de moquillo, según el IDPYBA, también fue un factor determinante en la decisión de practicar la eutanasia. «El estado clínico del animal era crítico, y la eutanasia fue practicada para evitar un sufrimiento innecesario», concluyó el comunicado.
Pirotecnia, abandono y un sistema bajo presión
Este caso ha reavivado el debate sobre el uso de pirotecnia y sus efectos en los animales, así como sobre las políticas de bienestar animal en Bogotá. Los ruidos ensordecedores de las celebraciones de Año Nuevo desorientan a cientos de mascotas cada año, exponiéndolas a accidentes, pérdida o incluso muerte.
Por otro lado, el caso de ‘Cosmo’ pone en la lupa los protocolos del IDPYBA y la capacidad de la entidad para atender a los animales que llegan a sus instalaciones. En Bogotá, cientos de animales perdidos o abandonados son recogidos anualmente por el instituto, lo que supone una presión significativa sobre sus recursos y personal.
Los defensores del instituto argumentan que, en casos críticos como el de ‘Cosmo’, las decisiones deben tomarse con rapidez para evitar un sufrimiento prolongado. Sin embargo, críticos señalan que la falta de comunicación con las familias y la aparente ausencia de segundas opiniones médicas generan desconfianza y malestar en la ciudadanía.
¿Qué viene después?
El caso de ‘Cosmo’ ha generado un amplio debate en redes sociales, donde miles de personas han expresado su apoyo a la familia Barreto y han pedido explicaciones más detalladas al IDPYBA. Además, organizaciones defensoras de los derechos animales han solicitado que se revisen los protocolos de eutanasia y se refuercen las medidas para garantizar que las familias puedan intervenir en estos casos.
Este episodio plantea preguntas difíciles: ¿se podría haber hecho más para salvar a ‘Cosmo’? ¿Cómo pueden evitarse tragedias similares en el futuro? Y, sobre todo, ¿qué medidas tomarán las autoridades para garantizar que las decisiones sobre la vida de un animal sean siempre las mejores posibles?
Mientras tanto, la familia de ‘Cosmo’ continúa buscando justicia y exigiendo respuestas claras sobre la eutanasia de su amado perro, que comenzó el año escapando de un peligro externo y terminó enfrentándose a un destino que muchos consideran prematuro.
