La Superintendencia Nacional de Salud rechazó la solicitud de retiro voluntario presentada por la EPS Sura, que buscaba abandonar el sistema de salud colombiano debido a problemas financieros. La entidad argumentó que no podía garantizar la prestación adecuada de servicios bajo las condiciones actuales, pero la Supersalud concluyó que su salida representaría un riesgo crítico para los más de 5,2 millones de afiliados que dependen de su atención.
Razones de la negativa
El análisis técnico y financiero realizado por la Supersalud evidenció que no hay capacidad en otras EPS para absorber eficientemente a los afiliados de Sura, lo que podría causar colapsos en la prestación de servicios médicos. Además, se destacó que la salida de la EPS generaría una crisis de calidad y continuidad en el sistema, afectando significativamente a millones de colombianos.
A pesar de cumplir con los requisitos establecidos por el Decreto 780 de 2016, la situación financiera de la EPS es crítica, con una deuda acumulada de $25 billones de pesos. De este monto, $12,3 billones corresponden a cuentas por pagar reportadas por la Asociación Colombiana de Clínicas y Hospitales. A pesar de ello, Sura continúa brindando servicios mientras busca soluciones a su insostenibilidad económica.
El caso de Sura no es aislado, ya que otras EPS enfrentan desafíos similares. Esto reaviva el debate sobre la gestión estatal del sistema de salud y la necesidad de una reforma estructural que garantice la sostenibilidad del modelo actual. La discusión cobra relevancia en el Congreso, donde las propuestas de reforma del gobierno han sido objeto de críticas y controversia.
La decisión de la Supersalud resalta la complejidad del sistema de salud en Colombia y la importancia de encontrar alternativas viables que no pongan en riesgo el acceso a los servicios para millones de ciudadanos.