
El papa Francisco ha retomado la fisioterapia respiratoria este miércoles 5 de marzo, recurriendo a la oxigenoterapia de alto flujo sin ventilación mecánica invasiva, según informaron fuentes vaticanas. Esto ocurre tras los episodios de insuficiencia respiratoria aguda que sufrió el lunes 3 de marzo, los cuales llevaron a reforzar sus cuidados en el hospital Gemelli de Roma.
Un tratamiento en constante ajuste
El pontífice, de 88 años, ha visto fluctuaciones en su tratamiento, pues aunque se le retiró la ventilación mecánica no invasiva durante el día martes, volvió a utilizarla en la noche. No obstante, en las últimas horas se ha logrado sustituir por la oxigenación de alto flujo a través de cánulas nasales, una medida que mejora su respiración sin necesidad de la máscara mecánica.
Fuentes del Vaticano han asegurado que el papa Francisco continúa con la ingesta de alimentos sólidos, un dato relevante que indica una cierta estabilidad en su estado general. Sin embargo, han insistido en que el cuadro clínico sigue siendo complejo y con pronóstico reservado.
Un estado de salud en observación constante
Cada día, el Vaticano emite un informe sobre el estado de salud del pontífice. Según el último boletín, Francisco durmió bien y despertó poco después de las 8:00 a.m. Su evolución se mantiene estable y, hasta el momento, no se han registrado nuevos episodios de insuficiencia respiratoria ni broncoespasmos.
Este martes, el papa combinó momentos de oración y reposo, aunque también mantuvo sus labores eclesiásticas al continuar con la firma de documentos y nombramientos. Además, recibió la Eucaristía, como ha sido habitual en su hospitalización.
Antecedentes de su hospitalización
El papa Francisco ingresó al hospital Gemelli el 14 de febrero debido a una bronquitis con infección polimicrobiana, la cual posteriormente derivó en una neumonía bilateral. Su recuperación ha sido lenta y con episodios complicados, como las crisis respiratorias agudas sufridas este lunes, causadas por una acumulación severa de mucosidad en los bronquios. Esto obligó a los médicos a realizarle dos broncoscopias para despejar las vías respiratorias.
Durante su hospitalización, el papa también experimentó otros dos episodios respiratorios: el 22 de febrero, cuando sufrió una crisis asmática, y el 29 de febrero, cuando padeció un broncoespasmo aislado que incluso le provocó vómito.
Un panorama incierto
Si bien las fuentes oficiales insisten en que la situación del papa Francisco está bajo control, su estado sigue siendo delicado. A pesar de los avances, la complejidad de su cuadro obliga a un monitoreo constante y ajustes en su tratamiento.
Ahora, la pregunta que queda en el aire es: ¿seguirá mejorando su salud en los próximos días o enfrentará nuevos desafíos médicos en su camino de recuperación?