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En la provincia sudafricana de Limpopo, una señal de tráfico advierte de la presencia de “animales callejeros”, mostrando la silueta de una vaca. Sin embargo, al transitar por sus polvorientas carreteras, los conductores pueden notar que las vacas han desaparecido, reemplazadas por cabras que deambulan por los pastizales secos.
Este cambio no es casual: la región enfrenta una grave crisis provocada por la sequía, una de las consecuencias más evidentes del cambio climático, que ha forzado a los agricultores a adaptarse o arriesgarse a la ruina.
Las cabras, una alternativa a la sequía
Limpopo, una tierra históricamente ganadera, ha visto cómo las cabras, más resistentes que las vacas, se imponen como una nueva forma de vida.
Las vacas, antes fundamentales en la economía local, ya no son capaces de sobrevivir en el árido terreno de la provincia, por lo que los ganaderos se han visto en la necesidad de buscar alternativas más sostenibles.
Las cabras, que pueden sobrevivir con menos pasto y se alimentan incluso de las espinas de las acacias, han demostrado ser mucho más adaptables, lo que las convierte en la nueva esperanza para los ganaderos de Limpopo.
Según Kingsley Ayisi, del Centro para el Cambio Global de la Universidad de Limpopo, las cabras están demostrando ser más adecuadas para el terreno seco y las condiciones climáticas extremas que afectan a la región. A diferencia de las vacas, que requieren grandes cantidades de pasto, las cabras pueden sobrevivir con mucho menos, lo que las convierte en una fuente más fiable de ingresos en tiempos de crisis.
Este cambio de la ganadería tradicional hacia la cría de cabras es solo un ejemplo de las transformaciones que están teniendo lugar en todo el mundo debido al cambio climático.
En otras partes, como Bangladesh, los agricultores también han tenido que adaptarse, adoptando la cría de patos en lugar de pollos, debido a las fluctuaciones de temperatura y las inundaciones devastadoras. Los patos, al igual que las cabras en Limpopo, tienen una mayor capacidad de adaptación, lo que les permite sobrevivir y prosperar en condiciones climáticas cada vez más impredecibles.
Un futuro incierto ante el cambio climático
El cambio climático está forzando a millones de personas en todo el mundo a replantearse su manera de vivir y trabajar. La ONU ha alertado que más de tres cuartas partes de la superficie terrestre han experimentado un aumento de sequías en los últimos 30 años, mientras que casi la mitad del planeta vivió al menos un mes de sequía extrema en 2023.
En Sudáfrica, la sequía es la peor en un siglo, dejando a millones de niños desnutridos y afectando gravemente las economías locales.
Las regiones más vulnerables, como Limpopo, se enfrentan a desafíos existenciales: la adaptación ya no es opcional, sino una necesidad urgente para sobrevivir.
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