Corte Suprema de Justicia inspeccionó oficinas del MinHacienda por caso el UNGRD

El Ministerio de Hacienda y Crédito Público se encuentra en el centro de una polémica que involucra presuntos actos de corrupción relacionados con el direccionamiento de contratos millonarios. El pasado 10 de diciembre, la Corte Suprema de Justicia, a través de su Sala Especial, llevó a cabo una inspección en las instalaciones de la entidad. Este procedimiento es parte de una investigación que apunta a contratos supuestamente adjudicados de manera irregular por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).

La controversia salpica al exministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, varios congresistas y exfuncionarios de alto nivel. Entre los acusados se incluye una serie de nombres clave del panorama político nacional, lo que ha intensificado el escrutinio público sobre el caso. Este artículo resume las principales revelaciones y desarrollos hasta ahora.


La diligencia en el Ministerio de Hacienda y hallazgos preliminares

En un comunicado oficial, el Ministerio de Hacienda confirmó que colaboró plenamente con la inspección realizada por la Corte Suprema. Según la declaración, se entregaron todos los elementos solicitados por los delegados judiciales. Sin embargo, las inspecciones no se detuvieron ahí.

El 11 de diciembre, las autoridades también allanaron la vivienda y la oficina de Andrea Ramírez, una exfuncionaria señalada de actuar como enlace entre el Ministerio y el Congreso. Durante los allanamientos, se incautó un computador que podría contener pruebas relevantes para el caso.

Estas acciones se dan en el marco de una declaración clave realizada por María Alejandra Benavides, exasesora del exministro Bonilla, quien afirmó que Ramírez estaba al tanto de la presunta distribución de contratos a congresistas. Según Benavides, los contratos tenían como objetivo asegurar el respaldo político para la aprobación de créditos internacionales.

En sus testimonios ante la Fiscalía, Benavides declaró: “Yo le decía al ministro: ‘Esto me dice el Congreso de la República’. Y él respondía: ‘Hazlo’”. Estas declaraciones fueron reveladas por la revista Semana y han puesto a varios actores políticos en el ojo del huracán.


Congresistas implicados y el esquema de los contratos

El esquema bajo investigación involucra la supuesta adjudicación de contratos por 92.000 millones de pesos en municipios como Cotorra (Córdoba), Saravena (Arauca) y Carmen de Bolívar (Bolívar). La lista de congresistas señalados incluye:

  • Karen Manrique
  • Liliana Esther Bitar Castilla
  • Juan Pablo Gallo Maya
  • Wadith Alberto Manzur Imbett
  • Julián Peinado Ramírez
  • Juan Diego Muñoz Cabrera (excongresista)

Las acusaciones sugieren que estos contratos estaban dirigidos a financiar proyectos específicos en las regiones mencionadas, utilizando el poder político para facilitar su aprobación. Este tipo de prácticas, conocidas como “cupos indicativos”, han sido objeto de múltiples denuncias en el pasado debido a su naturaleza clientelista.

El presidente Gustavo Petro, en defensa del exministro Bonilla, calificó las acusaciones como “injustas”. A través de su cuenta en X, Petro afirmó: “Los llamados cupos indicativos, que yo mismo denuncié en el Congreso, no solo son un delito, sino que son el mismísimo sistema político de Colombia”. Estas palabras han generado tanto apoyo como críticas, dado que el caso afecta directamente a figuras cercanas a su administración.


Amenazas y medidas de protección a testigos clave

La situación ha tomado un giro aún más grave con las amenazas recibidas por María Alejandra Benavides tras su declaración. Según su abogado, Jaime López, su cliente y su familia enfrentan riesgos significativos debido a su participación en el proceso. En un comunicado, López manifestó: “Se hace un llamado urgente a las autoridades competentes para reforzar las medidas de protección de mi representada y sus familiares”.

Este tipo de situaciones no son nuevas en casos de alto impacto en Colombia, pero subrayan los peligros que enfrentan los testigos en procesos judiciales donde están implicados actores poderosos.


¿Qué significa esta investigación para el sistema político colombiano?

El caso en curso es un reflejo de los desafíos estructurales que enfrenta Colombia en su lucha contra la corrupción. Aunque los cupos indicativos han sido denunciados durante décadas, su persistencia revela la dificultad de erradicar este tipo de prácticas dentro del sistema político.

La inspección al Ministerio de Hacienda, junto con los testimonios y hallazgos preliminares, podría ser un punto de inflexión. Sin embargo, también pone en evidencia la necesidad de proteger a quienes se atreven a denunciar estas irregularidades.

El impacto de esta investigación no solo afectará a las personas implicadas, sino que también será un termómetro para medir el compromiso de las instituciones con la transparencia y la justicia. ¿Será este el inicio de un cambio en las prácticas políticas de Colombia? La respuesta dependerá de cómo avance el caso y de la voluntad del sistema judicial para garantizar un proceso imparcial y exhaustivo.


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