Este viernes, las Fuerzas Militares de Colombia intensificaron sus operaciones en la zona rural de Pradera, departamento del Huila, en enfrentamientos con la estructura ‘Ismael Ruiz’ de las disidencias de las FARC, liderada por el temido Iván Mordisco. Las autoridades reportan, de manera preliminar, la muerte de cinco insurgentes y la recuperación de diverso armamento, en una serie de choques armados que comenzaron en la tarde y continúan hasta ahora.
La situación de orden público en esta región del sur del país ha encendido las alarmas, no solo por los combates en sí, sino por la fuerte presencia de estos grupos disidentes, quienes han intensificado sus actividades delictivas y amenazado la seguridad de los habitantes de zonas rurales. Este último choque armado subraya la tensión que existe en territorios históricamente controlados por estos grupos insurgentes y refleja el desafío que enfrentan las fuerzas de seguridad en su esfuerzo por retomar el control de estos territorios.
Escalada de violencia en Huila: contexto y consecuencias
La ofensiva militar contra las disidencias de las FARC en Huila y Caquetá hace parte de una estrategia amplia para desmantelar las operaciones de Iván Mordisco, el líder máximo de esta facción de las FARC. Según fuentes de inteligencia militar, Mordisco se estaría moviendo constantemente por el sur del país para evadir los operativos de captura que las Fuerzas Armadas llevan a cabo desde hace semanas.
Pradera y otras áreas rurales de Huila y Caquetá han sido escenario de una presencia creciente de disidentes en los últimos años, luego de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, que dejó un vacío en ciertas zonas que rápidamente fue ocupado por disidencias de las FARC. Estas facciones han intensificado su actividad en delitos como extorsión, secuestros y amenazas a campesinos y comerciantes locales, a quienes exigen dinero a cambio de “protección” o para financiar sus actividades criminales. Esta situación ha generado un ambiente de tensión y zozobra entre los pobladores, quienes viven entre la incertidumbre y el temor de los constantes enfrentamientos.
La Estrategia Ayacucho – Tiempo 2: neutralización de estructuras insurgentes
Este reciente combate en Huila se suma a una serie de operaciones militares estratégicas en diferentes departamentos, como parte del Plan Estratégico de Campaña Ayacucho – Tiempo 2, implementado por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Esta estrategia militar tiene como objetivo neutralizar a las disidencias activas en varias regiones del sur y el oriente de Colombia, centrándose en recuperar el control territorial y reducir la capacidad operativa de estos grupos armados.
Dentro de esta misma estrategia, el Ejército reportó recientemente una operación en la vereda Termales del municipio de Calamar, en el Guaviare, donde, tras dos horas de combate, se logró neutralizar a un miembro de la estructura Armando Ríos. Este enfrentamiento resultó en la confiscación de un arsenal considerable, compuesto por fusiles con miras telescópicas, armas cortas, una lanza granadas, munición de diversos calibres y tres artefactos explosivos improvisados. Esta incautación debilita significativamente la logística de estas disidencias, reduciendo sus capacidades de intimidación y su margen de maniobra en la zona.
Estas acciones han contado con el respaldo de las unidades de Policía Judicial, quienes accedieron a los sitios de enfrentamiento en transporte aéreo para recolectar pruebas, realizar las diligencias forenses y extraer los cuerpos de los insurgentes caídos en combate. La intervención rápida y efectiva de estas unidades permite un mejor control de la evidencia y refuerza la capacidad del Estado para enjuiciar a los miembros de estas estructuras criminales.
La amenaza constante de Iván Mordisco y la estructura Ismael Ruiz
La estructura Ismael Ruiz, bajo el liderazgo de Iván Mordisco, es una de las facciones disidentes de las FARC que ha estado activa desde la firma del Acuerdo de Paz y se ha expandido hacia nuevas regiones en un esfuerzo por consolidar su dominio. Mordisco, quien es uno de los líderes más buscados en Colombia, ha orquestado una serie de ataques en diferentes regiones, reavivando la violencia en territorios donde las comunidades ya habían experimentado cierta paz y estabilidad.
El liderazgo de Mordisco se ha destacado por la planificación de acciones como secuestros, extorsiones y asesinatos de personas clave en la región, en su intento por recuperar el control de los territorios estratégicos y las rutas de narcotráfico. Su influencia en Huila y Caquetá ha generado preocupación entre las autoridades, que ahora centran sus esfuerzos en desarticular estas estructuras.
Las acciones de estas disidencias en la región también han tenido un impacto severo en las actividades económicas, ya que las amenazas y extorsiones a comerciantes y transportadores afectan la circulación de productos y el desarrollo económico local. La economía campesina, en particular, se ha visto amenazada debido al temor de los habitantes de la región, quienes optan en muchos casos por abandonar sus tierras o limitar sus actividades.
Un panorama de incertidumbre para los habitantes de Huila
El gobierno ha reiterado su compromiso en la lucha contra las disidencias de las FARC y su determinación de retomar el control territorial en las zonas afectadas. Sin embargo, los enfrentamientos en Pradera y otras regiones de Huila dejan claro que la presencia de las disidencias sigue siendo una amenaza constante. Los habitantes, que viven en un contexto de temor y zozobra, han pedido mayor intervención del Estado para restablecer el orden y garantizar su seguridad.
A medida que se desarrollan las operaciones militares, la incertidumbre crece entre la población civil, que queda en medio de un conflicto que parece no tener un fin cercano. Las autoridades han prometido reforzar el control y la vigilancia en la región, pero queda la pregunta de si estas medidas lograrán garantizar la seguridad de la población o si se requiere un enfoque más integral para reducir la influencia de las disidencias en el sur del país.