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La periodista Ana Bejarano Ricaurte publicó un artículo sobre el panorama de las telecomunicaciones en el país, en el que señala que la empresa de telecomunicaciones Claro de Carlos Slim, el hombre más rico de México, domina el mercado y no tiene ningún rival.
Bejarano inicia señalando que, en Colombia, el panorama de las telecomunicaciones sigue siendo sombrío, caracterizado por una cobertura insuficiente, conexiones inestables y una tecnología cada vez más obsoleta, sobre todo en las zonas rurales.
Claro es superior a Tigo y Movistar
Esta situación podría empeorar si se concreta la fusión entre dos de los principales actores del sector: Tigo y Movistar.
Carlos Slim, el magnate mexicano dueño de Claro, sigue dominando el mercado con una participación de aproximadamente el 60%.
Ante la consolidación de su poder, la Superintendencia de Industria y Comercio ha autorizado la fusión de Tigo y Movistar, aunque bajo ciertas condiciones.
Esta movida, que algunos interpretan como una respuesta a la creciente influencia de Claro, también ha desatado temores sobre la creación de un duopolio que limitaría aún más la competencia y afectaría a los consumidores.
El Ministerio de Comunicaciones ha aclarado que la fusión aún es “solo una posibilidad” y que ofrecerán su opinión cuando se presente formalmente la solicitud.
Sin embargo, la noticia ha generado expectación, especialmente dentro de Claro, que ve con buenos ojos la integración de sus competidores.
Claro es, de hecho, la única empresa de telecomunicaciones en Colombia que reportó ganancias en el último informe de la Superintendencia de Sociedades, mientras que otros operadores como WOM están al borde de la quiebra y amenazan con buscar compradores si la situación no mejora.
Carlos Slim ha sido un actor clave en la industria de telecomunicaciones de América Latina, favoreciendo la creación de monopolios o duopolios en los países donde opera, como México, Ecuador y República Dominicana.
De acuerdo al artículo de la Revista Cambio, en Colombia, su empresa ha logrado una posición dominante, reconocida por la Comisión de Regulación de las Comunicaciones (CRC), aunque hasta ahora no se han tomado medidas concretas para frenar este abuso de poder.
En 2013, la Superintendencia de Industria y Comercio multó a Claro por prácticas anticompetitivas, y en 2022, la CRC fue emplazada para adoptar acciones efectivas, pero no se han logrado avances significativos.
La falta de intervención efectiva por parte de las autoridades colombianas ha generado preocupación, tanto a nivel local como internacional.
La OCDE ha instado al gobierno colombiano a mejorar la competencia en el sector de telecomunicaciones, pero hasta el momento no se ha implementado ninguna política efectiva para regular adecuadamente el mercado.
Las expectativas de una reforma del sector bajo el gobierno de izquierda de Gustavo Petro han sido altas, pero dos años después, las promesas parecen haberse diluido.
El presidente Petro no ha nombrado aún a su delegado en la CRC, y su postura frente al mercado de telecomunicaciones sigue siendo incierta. Aunque en el pasado Petro criticó abiertamente a Slim, hoy parece haber moderado su discurso.
Mientras tanto, la falta de competencia efectiva en el sector colombiano amenaza con agravar aún más la crisis de las telecomunicaciones en el país.
Sin claras y contundentes, el mercado podría seguir concentrándose en manos de unos pocos, perpetuando la desigualdad en el acceso a servicios de calidad para los colombianos.
Lea más: Claro: la megaempresa que desbanca a todo el sector de telecomunicaciones.
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