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El panorama de la agenda legislativa del presidente Gustavo Petro en el Congreso es desalentador. La legislatura 2024-2025 está siendo un fracaso para el gobierno del Cambio, al que se le agotan las ideas y el tiempo. Para varios expertos en asuntos legislativos, esta penúltima legislatura es vital, pues representa la última oportunidad para que el gobierno logre aprobar las leyes necesarias para dar vida a sus promesas de campaña.
¿La solución? Aunque parezca paradójico, la solución del gobierno del Cambio vendrá del personaje más camaleónico de la política colombiana. El más tradicional, pero también el que más cambia de bandera. Para él, la política es como un río del que beben todas las criaturas, sin importar en qué extremo de la ribera estén. Su nombre es Armando Benedetti, quien, contrario a lo que sugiere su nombre, “desarmó” el gabinete ministerial del presidente Petro.
A falta del anuncio oficial, Benedetti, salpicado por todo tipo de escándalos de corrupción, será posesionado como nuevo Ministro del Interior y se convertirá en el portavoz entre el gobierno y el Congreso
.Y es que poco (o nada) puede hacer un gobierno sin la aprobación de los proyectos de ley que envía al Congreso. Aunque el presidente tiene la facultad de emitir normas por medio de decretos, ninguna de estas tiene el rango ni el poder de una ley. La ley es una norma jurídica emitida por un órgano democráticamente elegido (el Congreso), que goza de superioridad respecto a otras normas del sistema jurídico, solo superada por el bloque de constitucionalidad.
El presidente no puede ampliar, restringir, modificar ni suprimir leyes. TODA norma reglamentaria que expida debe contar con una norma de superior rango jerárquico (ya sea una ley o la Constitución).
¿Qué retos le esperan a Armando Benedetti?¿Logrará encauzar las ideas del “Cambio” en el legislativo? Corresponde hacer un breve análisis de la situación del gobierno en el Congreso y del margen de maniobra del nuevo y flamante Ministro del Interior.
La falta de apoyos
El inicio del mandato del presidente Gustavo Petro parecía prometedor. A diferencia de un posible triunfo en 2018, en 2022 sí tenía aseguradas las mayorías en el Congreso, lo que se traducía en votos para aprobar sus proyectos de ley. Al iniciar su mandato, el presidente contaba con el apoyo de 206 de los 296 congresistas del legislativo.
Sin embargo, tras las fricciones entre el Ejecutivo y los partidos Conservador, de la U y Liberal, esa cifra cayó dramáticamente. Los dos primeros partidos abandonaron la coalición de gobierno en la primera mitad de 2023 tras el catastrófico trámite de la primera reforma a la salud. Como consecuencia, el gobierno inició esta legislatura con solo 130 apoyos en el Congreso.
Una nueva oportunidad
En un destello de sensatez y entendiendo la necesidad de obtener apoyos, el presidente anunció en su discurso ante el Congreso su disposición a un diálogo asertivo con todos los sectores legislativos. Además, designó como ministro del Interior a Juan Fernando Cristo, un político de amplia trayectoria y con la capacidad de dialogar con los sectores más alejados del Ejecutivo.
Con esta estrategia, el gobierno presentó varios proyectos de gran importancia: una nueva reforma política, la reforma a la salud 2.0, el proyecto de ley para la COP16, la ley ordinaria de jurisdicción agraria, el Presupuesto General de la Nación 2025 y un proyecto de ley de financiamiento. A estos se sumaba la reforma laboral, que debía seguir su trámite.
De estos proyectos, el gobierno logró aprobar la ley de la COP16 y la ley de jurisdicción agraria, que ya son leyes de la República.
Sin embargo, la reforma política, el presupuesto general y la ley de financiamiento enfrentaron problemas. La reforma política, que contenía medidas clave como la adquisición de la personería jurídica de los partidos por afiliados, la democracia interna de los partidos y la transparencia en la financiación de campañas, perdió su espíritu original y terminó archivada.
El Presupuesto General y la ley de financiamiento también se han complicado. Como analicé en una columna anterior, el PGN podría ser objeto de revisión formal y material por parte de la Corte Constitucional debido a las artimañas empleadas para aprobarlo por decreto.
La reforma laboral y la reforma a la salud
Estas dos reformas continúan su trámite en el Congreso. La primera ha sufrido modificaciones significativas: se eliminaron 21 artículos que ampliaban derechos colectivos y fortalecían la libertad sindical, así como disposiciones sobre indemnización por despido sin causa y contratos para labores agrícolas. También se eliminaron artículos sobre licencia de paternidad o maternidad para parejas del mismo sexo.
Aunque la reforma sigue “viva”, ha sido desmantelada y podría enfrentar más cambios en su tercer debate en la Comisión Séptima del Senado, donde el gobierno no tiene mayoría. Además, la salida de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez Ríos, deja la reforma en una posición vulnerable, pues su avance se debió en gran parte a su papel conciliador.
La reforma a la salud sigue un camino similar. Aunque el presidente pidió sesiones extraordinarias para agilizar su debate y el 14 de febrero de 2025 se aprobó el 50% en la Cámara de Representantes, el proceso está empañado por denuncias contra el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, y acusaciones de que el debate se ha realizado en sesiones irregulares.
Un panorama desalentador
Además de los problemas legislativos, hay otros factores que complican el panorama para el gobierno
A finales de enero, el partido Liberal dejó de ser parte de la coalición oficialista, reduciendo los apoyos del Ejecutivo a solo 84 congresistas (de los 206 con los que comenzó). Además, una facción del partido Verde anunció su intención de separarse para marcar distancia del gobierno.Lo cierto es que Benedetti, denunciado por violencia de género, mencionado en el caso “Papá Pitufo” y recientemente llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia, ha logrado la incondicional confianza del presidente Petro, quien incluso permitió la ruptura de su gabinete para protegerlo.
Benedetti ya se ha reunido con cerca de 100 congresistas de los partidos Liberal, Conservador y de la U para negociar los proyectos de ley del presidente. Su éxito determinará el destino legislativo del gobierno y del Pacto Histórico en las elecciones de 2026. Estaremos atentos a esta arriesgada apuesta del presidente, que ya ha generado rechazo en la izquierda y el progresismo en Colombia.