En la noche del jueves 27 de febrero, un ataque con explosivos sacudió la cárcel La Modelo de Cúcuta. Según las primeras investigaciones, un artefacto fue arrojado contra una de las garitas del centro penitenciario. Aunque no se reportaron heridos entre los guardias del Inpec ni entre los internos, el atentado pone en evidencia la vulnerabilidad de las instalaciones y reabre el debate sobre la seguridad carcelaria en Colombia.
Las autoridades aún no han determinado si el explosivo utilizado fue una granada o un artefacto artesanal. El comandante operativo de la Policía Metropolitana, Julio Olaya, confirmó que se adelantan investigaciones para esclarecer los hechos y dar con los responsables.
Un ataque sin víctimas, pero con grandes interrogantes
El atentado contra la cárcel La Modelo de Cúcuta no dejó víctimas, pero sí muchas preguntas. ¿Quién está detrás del ataque? ¿Se trata de una represalia de grupos criminales? ¿Hay fallas en los protocolos de seguridad?
El coronel Olaya aseguró que la Policía Nacional ha desplegado un operativo especial en la zona para recuperar el control y garantizar la seguridad del penal. Además, se trabaja en la recopilación de pruebas para determinar el tipo de explosivo utilizado y la posible autoría del atentado.
Este ataque ocurre en un contexto de alta tensión en la región, donde en los últimos meses se han registrado varios atentados con explosivos atribuidos a grupos armados ilegales.
El ataque contra la cárcel se produce una semana después de una serie de atentados con explosivos en Villa del Rosario y Cúcuta. En la noche del 19 de febrero y la madrugada del 20, un carro bomba explotó en el peaje de Villa del Rosario, y poco después fueron atacadas varias sedes policiales en la ciudad.
Según informes de inteligencia, esos atentados fueron perpetrados por el ELN en conmemoración de la muerte de Domingo Laín Sáenz, un sacerdote y guerrillero fallecido en combate el 20 de febrero de 1974.
¿Qué viene ahora?
Las investigaciones sobre el ataque a La Modelo de Cúcuta apenas comienzan, y la gran incógnita es si este atentado fue un hecho aislado o si forma parte de una escalada de violencia en la región. ¿Habrá más ataques contra centros penitenciarios? ¿Cómo responderán las autoridades?
Por ahora, la Policía y el Inpec refuerzan la seguridad en los alrededores del penal, mientras la comunidad de Cúcuta sigue atenta a los avances en la investigación. La incertidumbre persiste, y la urgencia de fortalecer la seguridad carcelaria es cada vez más evidente.
