Iván Mordisco, líder de las disidencias de las Farc, se pronunció públicamente luego del atentado en el corregimiento de El Plateado, zona rural de Argelia, en el departamento del Cauca. En el video de más de diez minutos, el cabecilla insurgente lanza duras críticas al Gobierno del presidente Gustavo Petro y cuestiona la estrategia estatal frente al diálogo con los grupos armados.
Este nuevo pronunciamiento surge en un momento en que el Gobierno colombiano intenta mantener abiertos los canales de negociación para reducir el conflicto armado en distintas regiones del país, aunque enfrenta una presión creciente de sectores que exigen respuestas más contundentes frente a los actos de violencia en territorios vulnerables. La aparición de alias Iván Mordisco no solo refleja un rechazo a la postura del Gobierno, sino que también plantea interrogantes sobre el rumbo de los procesos de paz en el país y la efectividad de las políticas de seguridad en estas zonas críticas.
“Radicalización del jefe de Estado”: el mensaje de Iván Mordisco al Gobierno
En su pronunciamiento, alias Iván Mordisco acusó al Gobierno Petro de seguir una estrategia de “radicalización” en su enfoque hacia las disidencias de las Farc, lo cual, según él, responde a la presión de sectores militaristas dentro del poder estatal. Mordisco afirmó que las políticas actuales reflejan el “desespero del Gobierno”, sugiriendo que el presidente y su equipo habrían cedido a las exigencias de ciertos sectores del establecimiento que insisten en mantener la confrontación en lugar de abrir espacios de diálogo real.
Para el líder disidente, la postura actual del Gobierno significa una ruptura con las expectativas de paz que se habían generado al inicio del mandato de Petro, quien había prometido implementar una política de “paz total” con distintos actores armados en el país. Iván Mordisco enfatizó que, a pesar de las tensiones, “aún se puede recuperar el camino hacia la paz” si el Gobierno deja de “dilapidar su acumulado político en cortinas de humo” y adopta una actitud que permita avances concretos en temas de reformas sociales, económicas y políticas.
Sus declaraciones dejan entrever una postura ambivalente en cuanto al proceso de paz. Por un lado, existe la aparente disposición a dialogar, pero también la persistencia de un discurso desafiante que cuestiona la legitimidad y la honestidad de la estrategia de paz del Gobierno.
La visión de Mordisco sobre el “cambio de método” en los diálogos
Alias Iván Mordisco también abordó la necesidad de un “cambio de método” en el enfoque del diálogo entre el Gobierno y los grupos armados. Según el cabecilla, el reconocimiento de “las nuevas lógicas del conflicto armado” es fundamental para avanzar hacia la paz en Colombia. Este comentario deja entrever que el líder disidente considera que la administración de Petro no comprende o no está respondiendo adecuadamente a las dinámicas actuales del conflicto, especialmente en zonas con fuerte presencia de actores armados.
Asimismo, Mordisco fue crítico con lo que considera tácticas de división y delación en los diálogos. En su video, cuestionó el uso de “discursos sobre falsas traiciones o infiltraciones” para sembrar discordia entre los grupos insurgentes, mencionando la posibilidad de que algunos sectores dentro del Ejército de Liberación Nacional (ELN) o la Segunda Marquetalia estén promoviendo esa narrativa. Este es un punto delicado, ya que en las negociaciones recientes el Gobierno ha enfatizado la necesidad de unificar a los distintos grupos armados hacia un compromiso común para la paz, mientras que Mordisco ve este intento como una estrategia de manipulación.
La mención específica del ELN y otros comandantes revela tensiones internas entre las disidencias y distintos grupos armados. Esta fricción, que Mordisco describe como una estrategia de “infiltración” por parte del Gobierno, podría representar un obstáculo importante para cualquier esfuerzo por una paz negociada y estable. Por lo tanto, el mensaje del cabecilla refleja una mezcla de desconfianza hacia las intenciones del Gobierno y una visión pesimista sobre las actuales condiciones de diálogo.