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En la actualidad, China enfrenta una grave crisis económica que ha afectado especialmente a los jóvenes con estudios universitarios.
En un contexto donde la tasa de desempleo juvenil alcanza niveles alarmantes, cada vez son más comunes las historias de jóvenes altamente cualificados que se ven obligados a aceptar empleos que no corresponden a sus habilidades.
El impacto de la crisis inmobiliaria
Uno de los ejemplos más representativos es el de Sun Zhan, un joven de 25 años con una licenciatura en Finanzas y un máster, que actualmente trabaja como camarero en un restaurante de Nanjing.
A pesar de que su sueño siempre fue trabajar en banca de inversión, después de meses buscando empleo sin éxito, se vio forzado a aceptar este empleo que no tiene relación con su formación.
La crisis económica de China, exacerbada por una prolongada crisis inmobiliaria y una demanda interna débil, ha complicado aún más la creación de empleos suficientes para los millones de graduados que ingresan al mercado laboral cada año.
En 2022, la tasa de desempleo juvenil alcanzó un récord del 21,3%, lo que obligó al gobierno a suspender la publicación de estos datos. Muchos graduados, como Sun, se ven forzados a aceptar trabajos muy por debajo de sus cualificaciones, enfrentando al mismo tiempo una presión social y familiar que aumenta el estrés y la frustración.
A pesar de su situación, Sun mantiene una actitud optimista y espera que, a través de su experiencia en el restaurante, pueda aprender a administrar un negocio y abrir su propio establecimiento, lo que podría cambiar la percepción de su familia sobre su futuro profesional.
Sin embargo, historias como la de Sun destacan una problemática mucho más amplia: la necesidad urgente de reformas estructurales en el mercado laboral chino para satisfacer las aspiraciones de una juventud altamente educada, que ve cómo sus oportunidades profesionales se reducen cada vez más.
Falta de reformas y estabilidad laboral
El panorama económico de China también está marcado por una desaceleración en la lucha contra la pobreza y la creciente presión sobre el sector público.
En 2024, más de 3,4 millones de jóvenes chinos se presentaron al examen de servicio civil, buscando estabilidad laboral en el gobierno. Esta cifra refleja la creciente demanda de seguridad en el empleo, ante la falta de opciones atractivas en el sector privado.
A pesar de las campañas para reducir el tamaño del sector estatal, el número de empleos públicos sigue aumentando, lo que plantea preguntas sobre la sostenibilidad a largo plazo de este modelo.
La economía china sigue luchando por recuperarse, mientras las tasas de desempleo juvenil permanecen elevadas y las reformas estructurales necesarias parecen aún lejanas. Las autoridades chinas deberán tomar decisiones cruciales para garantizar una recuperación económica sostenible y abordar las inquietudes de una generación desilusionada que busca un futuro más prometedor.
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