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En las últimas semanas, las columnas de Miller Soto e Ita María han intensificado los ataques hacia el escritor y periodista Daniel Mendoza, utilizando trinos descontextualizados de su cuenta @ElDiabloEsDios para cuestionar su ética y su obra literaria.
Estas críticas, lejos de ser análisis rigurosos, revelan una peligrosa tendencia a desinformar y manipular, ignorando las aclaraciones hechas por el autor en entrevistas como la realizada en La W Radio y en sus videos explicativos.
Este escenario plantea una pregunta crucial: ¿hasta dónde es válido distorsionar el arte y la libertad de expresión para atacar a una persona?
Escrito por: Sandy Torrijos.
1. La cuenta: una herramienta narrativa
Desde su creación, la cuenta @ElDiabloEsDios dejó claro su propósito: ser una extensión literaria de la novela homónima de Daniel Mendoza. La imagen de perfil era la portada del libro y la descripción de la cuenta advertía explícitamente que los trinos eran voces de los personajes ficticios, no del autor.
En palabras del propio Mendoza:
«La idea era crear un ‘South Park literario’, una sátira que caricaturizara los excesos y las sombras de nuestra sociedad.»
La novela está dedicada a South Park, una serie conocida por su humor negro, personajes que desafían tabúes y situaciones extremas. Sin embargo, nadie acusa a los creadores de la serie de ser pedófilos, misóginos o asesinos. Entonces, ¿por qué se aplica un estándar diferente a Daniel Mendoza?
2. Manipulación y tergiversación de los trinos
Miller Soto e Ita María han presentado frases supuestamente publicadas por Mendoza como pruebas de discurso de odio. Sin embargo:
Muchos de estos trinos no aparecen en el libro ni tienen relación con los personajes. Mendoza ha reconocido que algunos fueron condensaciones creativas o promocionales, pero siempre en un marco satírico.
Sacar estas frases de contexto y presentarlas como opiniones personales es un acto deshonesto que tergiversa la intención de la obra.
El marketing literario puede ser provocador, pero no puede equipararse a discursos de odio reales. Como aclaró Mendoza en La W Radio:
«La cuenta era una caricatura literaria. Nunca fue mi intención normalizar ni incitar a la violencia; se trataba de un ejercicio narrativo y creativo.«
3. La ética periodística en cuestión
Ambas columnas exponen un problema mayor: la falta de rigor y responsabilidad en las opiniones publicadas en medios masivos. Las afirmaciones de Miller Soto e Ita María no solo carecen de contexto, sino que ignoran deliberadamente las aclaraciones del autor, alimentando narrativas falsas.
El periodismo, especialmente en temas sensibles como estos, tiene el deber de:
Investigar los hechos a profundidad antes de emitir juicios.
Presentar contextos completos, no fragmentos convenientes que alimenten una narrativa.
Respetar la libertad literaria, incluso cuando incomode o provoque reflexiones incómodas.
Al ignorar estos principios, estas columnas no solo afectan la reputación de Daniel Mendoza, sino que también ponen en riesgo la libertad de creación artística.
4. La doble moral en las comparaciones
Ita María rechaza las comparaciones entre Mendoza y autores como Vladimir Nabokov, argumentando que los trinos no tienen el mismo valor artístico. Sin embargo:
Nabokov, al igual que otros autores provocadores, también fue criticado en su tiempo por explorar temas incómodos.
La literatura y la sátira tienen el derecho de incomodar y desafiar, y eso no invalida su valor artístico.
La crítica literaria debería enfocarse en analizar la obra en su totalidad, no en fragmentos descontextualizados.
5. La importancia del contexto y la percepción
Ambas columnas argumentan que el público podría interpretar los trinos como opiniones personales o normalización de conductas violentas. Sin embargo:
La responsabilidad de un autor no debe confundirse con la interpretación subjetiva del lector o la audiencia.
Culpar exclusivamente al autor por cómo se percibe su obra es peligroso y abre la puerta a una censura arbitraria.
El arte y la literatura necesitan espacios para explorar lo incómodo y lo provocador, sin miedo a ser malinterpretados o manipulados.
6. Un llamado a la reflexión
La narrativa construida en estas columnas no solo daña la reputación de Daniel Mendoza, sino que también abre la puerta a la censura y a la estigmatización de cualquier autor que se atreva a incomodar. La libertad de expresión y la creación artística no son absolutas, pero deben ser protegidas frente a intentos de manipulación y desinformación.
Defender a Mendoza no significa apoyar frases polémicas fuera de contexto, sino exigir un debate público basado en hechos, no en distorsiones.
Conclusión
Las columnas de Miller Soto e Ita María no solo desinforman, sino que revelan una peligrosa falta de ética periodística. Daniel Mendoza ha desvirtuado cada acusación con hechos y argumentos sólidos, dejando en evidencia que las críticas hacia él carecen de fundamento.
Es momento de exigir un periodismo que investigue, informe y respete la verdad, y de proteger la libertad creativa frente a ataques que buscan silenciar el arte y la expresión.
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