En menos de un mes, el Gobierno de Gustavo Petro ha enfrentado otro golpe significativo en el Congreso de la República. Luego del fracaso de la reforma tributaria, esta vez fue la reforma política la que terminó archivada en la plenaria del Senado por falta de quórum. El revés, aunque inesperado para algunos, evidencia la creciente dificultad del Gobierno para alinear a las mayorías legislativas en su favor.
La sesión de este lunes 20 de diciembre era crucial, ya que representaba el último día del periodo ordinario en el Congreso. La reforma, en su cuarto debate, aún requería cuatro discusiones adicionales para convertirse en ley. Sin embargo, el recinto quedó vacío, lo que condenó la iniciativa al archivo.
¿Qué proponía la reforma política?
El proyecto tenía como objetivo realizar cambios estructurales en el sistema electoral colombiano. Entre sus propuestas más importantes se encontraban:
- Financiación estatal del 100 % de las campañas políticas, lo que buscaba reducir la influencia de grandes donantes privados y evitar la corrupción en la financiación electoral.
- Listas cerradas con paridad de género, una medida que pretendía fortalecer la representación femenina en el Congreso y otros cuerpos colegiados.
- Elección independiente de los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE), pasando de una selección en el Congreso a una designación desde las altas cortes, lo que eliminaría el riesgo de intereses partidistas en la elección.
Sin embargo, en los últimos debates, se incorporó un aspecto polémico: el transfuguismo. Esta figura permitiría que congresistas, diputados, concejales y ediles cambiaran de partido sin sanciones, pero por única vez. Esta adición fue criticada por algunos sectores, quienes la vieron como una herramienta que podría incentivar la deslealtad partidista.
Las razones del naufragio: falta de tiempo y voluntad política
El principal argumento para el hundimiento de la reforma fue la falta de tiempo en el orden del día. Según el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, uno de los más fervientes defensores del proyecto, la mesa directiva del Senado agendó la discusión en el octavo lugar del día.
“El Senado la puso en octavo lugar. Pasaron ocho horas de sesión plenaria. No fue posible siquiera debatirla. Es una costumbre que hay que revisar de la mesa directiva. No se permitió ni siquiera votarla. La reforma política es indispensable para el país”, expresó Cristo visiblemente molesto.
Según el ministro, el Gobierno había propuesto establecer una mesa técnica en enero con expertos y representantes de todos los partidos, con el fin de ajustar consensos para avanzar en el proyecto. Sin embargo, el desenlace deja entrever que el Gobierno no logró consolidar el respaldo necesario para darle prioridad en la agenda legislativa.
Por su parte, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, del Partido Conservador, rechazó las críticas del Ejecutivo, argumentando que la agenda fue producto del consenso de las bancadas y que el Gobierno debió ejercer un mayor control político para garantizar la asistencia de los congresistas.
Un golpe político en el cierre de sesiones
El hundimiento de la reforma política no es solo un revés técnico; representa también un golpe simbólico para el Gobierno Petro, que había apostado por este proyecto como parte de sus esfuerzos por transformar el sistema político colombiano. La reforma era una pieza clave en el paquete de iniciativas de cambio prometidas por el presidente durante su campaña.
El desinterés de los legisladores, reflejado en la falta de quórum, evidencia además las tensiones que existen entre el Gobierno y algunos sectores del Congreso, incluyendo aquellos que forman parte de la coalición oficialista. Expertos aseguran que las discusiones alrededor del transfuguismo y la financiación estatal generaron divisiones internas que terminaron por debilitar el respaldo a la iniciativa.
¿Qué sigue para la reforma política?
A pesar del revés, el Gobierno ha dejado claro que no se dará por vencido. “La mesa directiva mató por asfixia una reforma política que es absolutamente indispensable. No nos resignamos a mantener este sistema político”, sentenció Cristo, confirmando que el proyecto será presentado nuevamente en la próxima legislatura.
El escenario, sin embargo, luce complejo. La falta de consenso entre los partidos políticos y la adición de elementos controvertidos como el transfuguismo serán obstáculos que el Gobierno deberá sortear para lograr que la reforma avance en 2024. Además, la oposición y otros sectores independientes podrían utilizar este fracaso como un argumento para cuestionar la capacidad del Ejecutivo de liderar el cambio estructural que prometió al país.
En ese sentido, la pregunta que queda en el aire es: ¿logrará el Gobierno Petro reconstruir el apoyo necesario para revivir la reforma política el próximo año? El tiempo y la habilidad de negociación del Ejecutivo serán factores decisivos en esta batalla legislativa.